Tanto que,
me sigas dejando sin aliento,
me susurres lo que no puede llevarse el viento,
sientas que me quedo, porque contigo voy y también me vengo.
Tanto que,
sepas que este verso no se trata de sexo,
ni de un impulso, porque en este domingo tampoco nos vemos,
sino de la penetración que solo tú y yo sabemos cómo hacerlo (y cómo tenernos).
Me penetraste como a nadie y te impregnaste en mi piel,
desde hace tantos años continúas en las raíces de mi alma,
tus manos en mi pecho, fueron un pincel
tus caricias necesarias y en mi rostro tus palmas, lo quiero todo o no quiero nada.
Te quiero a tí, mi amor.
Te quiero dentro, ten por seguro mi cielo, que me encantas más adentro,
acepta el reto de quedarte conmigo…
e inventemos «nuestra manera» para que cada vez, como si fuese por primera vez; sea un reencuentro.
Pies perfectos,
labios suaves y selectos,
fruto exquisito del que bebo
y me embriago del lunar que divide tus pechos.
Enredada un poco,
pero eres tú a quien invoco,
a quien mi corazón elige y mi alma exige,
amor de mi vida, nuestros corazones no son tercos; solo se aman/anhelan mutuamente y muy intenso, muy adentro.
© -A.R.
Ciudad de Guatemala, 19 de febrero de 2,023
-Práctica e Inquieta. 
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