Hoy, por fin,
no escribiré lo que quieres leer,
sino lo que siempre quise que leyeras.
Mi garganta adoptó matices de la sierra
con aserrín, por la misma tierra
y fue tan libre como un mundo sin guerra.
Inventé nuevas palabras sin sentido
y entendí nuevos sentidos en viejas palabras.
Siempre estuvieron escondidos,
a la sombra de tu espalda.
Ese lunar está muy visto,
pero ha venido con otra cara.
Una que me ha hecho cambiar de tono,
de rojo carmín a verde esperanza.
Lo que sale de mi boca ahora,
no tiene forma ni estilo.
Lo que siempre quise que leyeras,
en este escrito no tiene forma, no sé escribirlo.
© -A.R.
Ciudad de Guatemala, 8 de Noviembre de 2,019